Se conoce por gigantomastia o hipertrofia mamaria a la presencia de mamas desproporcionadamente grandes que condicionan problemas de salud a la mujer que la padece; el peso de las mamas puede ser de tal entidad que comporta a la paciente, más allá del problema estético evidente, dolores de espalda, lumbar o cervical, problemas cutáneos (candidiasis del surco mamario) y limitaciones para llevar un día a día normal.
La mamoplastia de reducción es el procedimiento por el que se busca reducir el tamaño del pecho, confiriéndole a éste un tamaño más proporcional, sin olvidar la armonía, la estética y, por descontado, la identidad del pecho.
Aunque pueda parecer una contradicción la utilización de implantes mamarios en la reducción de mamas es una técnica que permite conseguir un pecho más equilibrado, estético y duradero.
El implante no se utiliza con finalidad aumentativa, todo lo contrario, permite al cirujano ser más agresivo con la reducción de mamas, permitiéndole prestar más atención al resultado final; la utilización del implante le permite eliminar más glándula (con el adicional beneficio que ello supone en cuanto al riesgo de patología mamaria, si bien, no la elimina totalmente ya que no se elimina el tejido mamario en su totalidad) y modelarla con mayor precisión ya que podrá compensarla con el implante que, además, le permitirá colocar el volumen en las zonas más apropiadas para conseguir el mejor resultado.
Las mujeres que padecen de hipertrofia mamaria o gigantomastia que provoca un tamaño esproporcionado del pecho en la mujer y que condiciona notables problemas de salud, más allá de la estricta repercusión estética, son candidatas para este tipo de cirugía consistente en la reducción mamaria.
Durante la primera consulta el cirujano plástico evaluará el tamaño y la forma del pecho, la firmeza de la piel. Se deben explicar las distintas técnicas quirúrgicas, la forma que tendrán las mamas y las opciones o combinaciones de procedimientos que más se ajusten con las expectativas a las pacientes.
Existen diversas técnicas pero habitualmente las incisiones tienen forma de T. Por estas incisiones se extirpa el exceso de piel, grasa y tejido mamario y el reposicionamiento y reducción de la areola. Tras la intervención se conseguirá una mama proporcionada y estética.
El Dr. Triviño tiene contrastada experiencia en la reducción mamaria con
implantes. Esta técnica no condiciona incremento o reducción de las cicatrices que se habrían realizado si no se colocaran implantes, pero si comporta una mayor resección de tejido glandular así como una mayor capacidad de remodelación mamaria, consiguiendo un pecho mucho más bello, estético y anatómicamente más estable.
Las particularidades de cada caso y la técnica más apropiada deberán ser discutidas con el cirujano, quien planteará las posibilidades desde una visión global, analizando las características de la mama, el tórax, los deseos de la paciente , etc.
La duración media de la cirugía es de tres horas.
El tipo de anestesia más empleado es la anestesia general.
El ingreso de una noche es la recomendación habitual, por lo que la paciente es dada de alta al día siguiente de la intervención.
La reducción mamaria comportará ciertas molestias durante los primeros días, sensación de presión, tirantez e inflamación en el polo superior, éstas se irán normalizando poco a poco a lo largo de las primeras semanas.
La paciente es autónoma, con ciertas limitaciones, desde el momento del alta e irá normalizando su actividad a partir de la primera semana. La incorporación al trabajo dependerá de las particularidades de la paciente y dela actividad laboral que desempeñe. En un mes ya se habrá retomado su actividad cotidiana casi al 100%.
Si se ha realizado la cirugía con implantes, estos habrán sido colocados detrás del músculo, lo que condicionará algunas molestias adicionales en los primeros días.
Durante el primer mes es necesario que lleve sujetadores sin aro y, posiblemente, una banda si se han colocado implantes; a partir del mes se otorgará mayor libertad, y se podrá retomar la actividad deportiva moderada.
Es importante el cuidado de las heridas ya que están sometidas a mucha tensión y necesitan cuidados. Básicamente mantenerlas secas y, si se precisa, alguna pequeña cura tópica. Las cicatrices con el tiempo irán notándose menos.
Resultan muy útiles y aconsejables los masajes de drenaje linfático y tratamientos terapéuticos postquirúrgicos.
Pueden evidenciarse ciertas alteraciones sensitivas, especialmente en el polo inferior y en la región areolar, pero éstas se irían normalizando con el paso de los meses.
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